Sin duda, uno de los aspectos culturales más interesantes de la civilización Nazca es la religión. Existen varios indicios en los hallazgos arqueológicos que sugieren que la religión de la cultura Nazca era de carácter politeísta. Es decir, adoraban a diversos dioses que simbolizaban los elementos más importantes de su entorno. También, cabe mencionar que la sociedad Nazca poseía un régimen teocrático militarista.
Los dioses de la cultura Nazca
El panteón de la cultura Nazca es numeroso, pues tenían dioses asignados para diversos fenómenos naturales. Los principales dioses de la cultura nazca fueron: el dios Kon, que era el origen de todo lo creado; el dios Pachacámac, y el dios Botto; la terrible bestia marina y dios del miedo y la destrucción. A pesar de la importancia religiosa que tenían estos dos dioses, existían otras divinidades más, que simbolizaban el cielo, la tierra, el fuego, el agua y el viento.
El dios Kon de la cultura Nazca, el origen de todo lo creado
La mitología Nazca nos habla de un ser con forma de humano, aunque sin huesos y descarnado, que apareció desde el norte de la región proveniente del mar. Su andar era ágil y creaba lo que le apetecía a su voluntad con tan solo el poder de su palabra.
Como padre y creador de lo existente, Kon creo también a los humanos y les obsequió un territorio rico en vegetación, fértil y con abundantes recursos hidráulicos. No obstante, cuenta la leyenda que, como la humanidad se olvidó de rendirle culto, este decidió castigarlos, enviando la sequía y dando origen a los grandes desiertos que hoy día podemos ver en esta enigmática región del Perú.
Como puedes ver, el dios Kon de la cultura Nazca era el demiurgo de esta civilización. Sin embargo, esto no evitó su destierro a manos de su hermano, el dios Pachacámac.
Pachacámac, el hijo del sol
Pachacámac es, sin duda alguna, el dios de la cultura Nazca más polémico. Según la leyenda, su comportamiento como reformador deja claro que la creación de su hermano Kon no coincidía con la voluntad de los demás dioses. Por lo tanto, lo enfrentó en una singular batalla donde lo llevó a la derrota y, posteriormente, al destierro.
Después del destierro de Kon, Pachacámac se dedicó a destruir lo que su hermano había creado y convirtió a los seres humanos, que ya habitaban esa zona, en monos, zorras y otras criaturas más, condenándolas después a vivir en los valles cercanos a los Andes.
Finalmente, este nuevo creador se dio a la tarea de hacer nacer una nueva raza de humanos con mejores características y de rasgos más estéticos.
El dios de la cultura Nazca más temido
Uno de los dioses de la cultura Nazca con mayor importancia era el dios Botto. Este era considerado el dios de la destrucción y del miedo. De acuerdo a los hallazgos, todo parece indicar que se le rendía culto a esta deidad no por adherencia o afinidad, sino más bien por miedo a que este arremetiera contra sus creyentes y les causara algún mal.
El dios Botto era representado como una especie de animal marino que mezclaba en su apariencia física rasgos felinos, de ave y de pez. A pesar de esta mezcla tan inusual, la mitología afirma que su hogar estaba en el mar.
Los arqueólogos, en su intento por dar una explicación a la existencia de este dios tan extraño, lo han asociado a una especie de tiburón endémico o, en su defecto, con las ballenas que habitan las costas cercanas a esta preciosa región peruana.
Los impactantes rituales de la religión Nazca
Los rituales realizados por esta cultura estaban encaminados a dar culto a sus dioses más importantes, que ya te mencionamos anteriormente. Estas ceremonias religiosas están íntimamente ligadas con las Líneas de Nazca, las cuales se considera que fueron elaboradas por esta civilización para fungir como punto de referencia en sus rituales religiosos.
Parte esencial de los rituales eran los sacrificios humanos en honor a las deidades de la cultura Nazca. En las tumbas se pueden encontrar restos de no solo hombres, sino también de mujeres y niños. Tal situación sugiere que la mayoría de los cultos en donde se realizaban sacrificios humanos estaban dedicados a la fertilidad.
Adicionalmente, a todo esto, en Nazca existía una práctica muy popular que consistía en coleccionar cabezas humanas como trofeos. Los expertos sostienen que esto estaba asociado a la guerra y servía como amuleto para darle a los guerreros de este pueblo la victoria en la lucha contra sus enemigos.
La religión de la cultura Nazca es, como bien ya sabes, un aspecto primordial en esta civilización, ya que influenciaba directamente en su sociedad y determinaba el proceder militar y económico de este gran pueblo.
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